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En homenaje a Alfredo Miri, todos los 7 de junio será el Día Nacional del Entrenador de Handball

Desde 2013, los Torneos Argentinos de Menores llevan el nombre del Profesor Alfredo Omar Miri, en tanto que desde 2017 la Escuela Nacional de Entrenadores de Handball (ENEHA) también recibe esa denominación. En el mismo sentido, como un homenaje y un acto de justicia de parte del handball argentino hacia este visionario maestro, pionero también del balonmano femenino en nuestro país, se decidió que el 7 de junio sea el Día Nacional del Entrenador de Handball.

Hay coincidencia absoluta entre los objetivos que se propone la Confederación Argentina de Handball desde lo formativo con los que persiguió, durante más de sesenta años, con dedicación profesional total, este jugador-entrenador-dirigente, pero por sobre todo formador que es, sin dudas, uno de los mayores responsables, sino el que más, de que el handball argentino se practique hoy en todos los rincones del país.

Un visionario que entendió, antes que nadie por aquí, el valor de nuestro deporte como un formidable agente educativo y trabajó para incorporarlo, en 1965,  al plan de estudio del INEF donde ocupó una de las primeras cátedras de la especialidad. Un apasionado, de palabras justas, que siempre creyó que el handball argentino podría y, gracias a la gente como él, pudo.

Creó el Círculo de Handball del Instituto, hacia fines de los años sesenta, con el objeto de intensificar el estudio y la práctica de este deporte.  Lo convirtió en una instancia de especialización que produjo una formación de excelencia. Forjó incontables camadas de profesores, quienes al retornar a sus lugares de origen introdujeron la práctica del balonmano en todas las escuelas del país.

Miri fue pionero del handball femenino a principios de los setenta, peleando casi en soledad, contra preconceptos que rayaban en la discriminación y negaban el derecho y hasta la posibilidad de que las mujeres lo practicaran. El “Profe” dirigió durante años a los equipos de ambas ramas del INEF y más tarde a los varones de la SAG de Villa Ballester; con todos logró certámenes locales e importantes triunfos internacionales.

Condujo en varias oportunidades aquellos fugaces seleccionados nacionales de los setenta y de los ochenta que se convocaban cuarenta días antes de cada compromiso y se disolvían al día siguiente de haberlo cumplimentado. Su mayor éxito: aquel inolvidable primer título sudamericano de 1983 en el Parque Sarmiento, venciendo en la final a Brasil ante un gimnasio desbordado de público.

La gestión dirigencial no fue su actividad preferida, pero allí estuvo, junto con un grupo de nuevos dirigentes,  después de la crisis de 1995 provocada por el fracaso del Campeonato Mundial Juniors jugado en el país y cuando la mayoría de las federaciones provinciales decidieron desafiliarse de la CAH. Fue uno de los artífices de la reunificación lograda en el 2000. El reconocimiento a su capacidad también se pone en evidencia cuando se repara en que fue asesor de casi media docena de Secretarios de Deportes de la Nación, aun cuando estos provenían de diferentes sectores políticos. Tipo serio. Tipo humilde. Hombre de convicciones fuertes. Difícil de convencer sin argumentaciones contundentes.

Tipo seguro de cuál era el camino. Fiel a su propuesta de mirar siempre hacia adelante y con criterio docente, trabajó mucho durante los últimos años para la consolidación del minihandball como instancia recreativa de iniciación temprana. Falleció en junio de 2016 después de luchar contra una larga enfermedad. 

Si alguien preguntase quién fue Alfredo Miri para el handball argentino, tal vez la respuesta debería ser sencilla: un maestro que hizo escuela y proyectó futuro. Por eso este homenaje.

«Lanza semillas de tu propia experiencia al mundo y deja que lleguen allí, donde tengan que llegar; algún día, quizá, regresen convertidas en frutos de tantas almas que supiste inspirar».  Arnau de Tera.