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Valentina Learreta: “El deshago del final fue resultado de lo mal que la pase durante estas últimas semanas”

Sufrió una lesión tras recibir su primer llamado a la Selección en su carrera y poco después debió elegir entre jugar los Juegos Panamericanos o mantenerse en su club de España. La historia detrás de la foto entre un padre y una hija que dejó todo por representar a la Argentina y ganó la medalla dorada en Cali.

Hace exactamente un mes cuando Martín Duhau oficializó la lista de la Selección Femenina Junior para los Juegos Panamericanos de Cali, todo fue felicidad para Valentina Learreta. La extremo iba a tener la oportunidad de su vida, la que había ido a buscar cuando a los 18 años decidió irse sola a jugar a España, que a la postre se convertiría en el logro más importante en lo que va de su carrera junto a un equipo que en la ciudad colombiana hizo historia ganando la presea dorada.

Pero pasado unos días de ese llamado del cuerpo técnico argentino todo cambió, aparecieron los problemas, las dudas y una angustia que derivó en tener que tomar la decisión de elegir entre vestir la celeste y blanca o seguir jugando en el Grafometal La Rioja, su club en España en el que se desempeña desde su llegada al país ibérico hace un poco más de tres años. A sus 21 años, Learreta paso a estar «en la cuerda floja» como así lo define.

«El club en su momento me dio a elegir entre jugar en la Selección o quedarme ahí, porque yo ahora paso a contar como cupo de extranjera y ellos tenían la oportunidad de justamente fichar a una extranjera», cuenta la jugadora nacida en San Miguel y que en nuestro país jugó en Muñiz. La Rioja cuenta con dos jugadoras extranjeras y la División de Honor Plata contempla solo tres cupos internacional, si Valentina jugaba un partido con la Selección su equipo se quedaría sin cupos.

«Cuando me plantearon esta situación les repregunte si me estaban dando a elegir el club o la Selección y la respuesta fue si. Respondí «gracias», me di la vuelta y me fui. Tenía claro que quería empezar mi historia con la selección, es mi objetivo mayor como jugadora así que no lo dude y decidí venirme para Argentina. Por suerte a días de viajar me informaron que iba a poder terminar de jugar la temporada en La Rioja, que le habían encontrado la solución».

Pero el mal trago estaba consumado: «realmente no la pase bien en la previa, en los entrenamientos había tensión jugaba poco y nada, imagínate que acá en Cali jugué más de todo lo que venía jugando en la temporada. Yo di el si en la Selección y no se que iba a pasar después».

«Fue una gran decisión que tome en mi carrera, desde el primer momento supe que era lo mejor y que no me estaba equivocando, porque más allá de como nos terminara yendo en Cali iba a jugar en la Selección, que en definitiva ese fue mi objetivo cuando me fui a jugar a España. Estoy feliz de haber representado la celeste y blanca, siempre voy a dejar todo por jugar en la Selección».

Viajar a Cali fue la segunda gran decisión que tomó en su camino junto al handball. ¿La primera? Irse a jugar al exterior. «Terminé el colegio y tenía claro que me quería ir afuera, pero no sabía muy bien que hacer. Primero la idea era viaje de estudio y después me decidí por el deporte. Venía de estar un tiempo metiéndole al gimnasio, al entrenamiento fuerte, me enfoque mucho más en el cuerpo para poder jugar en Liga de Honor en Muñiz que en ese momento estaba en Liga de Honor».

«Me costó mucho contárselo a mi viejo porque claro es muy difícil vivir de esto, pero siempre tuve la confianza de él, me apoyó desde el minuto cero así como toda mi familia. El 22 de agosto del 2018 tomé la decisión y me fui a España, a Logroño. Al principio fue duro. Ahora hay muchas chicas que se están viniendo y eso me pone muy contenta porque abrir la cabeza: afuera se vive mejor, se está bien y por más que haya trabas es posible».

Tres años después de esa gran decisión se encuentra en Cali besando una medalla dorada en nada más y nada menos que en unos Juegos Panamericanos. Pero las dificultades para llegar a los Juegos no solo estuvieron relacionadas a su futuro en el club, también lo estuvieron desde lo físico ya que en simultáneo a su primer llamado a la Selección sufrió una lesión en el codo que la tuvo hasta último momento en duda.

«La convocatoria llegó en un momento raro porque me había lesionado, me luxé el codo y tuve una pequeña fractura en la apófisis coronoides. Allá En España los médicos son muy conservadores, son de tardar en dar el alta entonces fue una traba. De todas formas los entrenadores nacionales y el fisio nunca perdieron el contacto conmigo y eso me daba mas ganas e ilusión».

La recuperación estaba en marcha, pero las cuentas daban muy justas: «Fueron tres semanas con yeso, después me dijeron que eran 3 semanas más y que me daban el alta. Yo le metí, estaba bien pero necesitaba contacto en la cancha para agarrar confianza. Fui al médico y me dijeron un mes más y para ese entonces la fecha me daba 10 de noviembre. El 14 yo si o si tenía que estar en Argentina».

Finalmente pudo cumplir los plazos y el recuerdo del 1 de noviembre cuando le oficializaron su convocatoria para los Juegos quedará marcada a fuego. «En el momento que me lo dijeron fue una emoción que no entraba en mi cuerpo, yo estaba en la Universidad y no sabía si saltar, gritar, cuando salí se lo dije a mi papá y fue increíble. Él me dijo que lo sabía, siempre fue positivo conmigo, que sabía que lo iba conseguir algún día».

Justamente la foto del abrazo con su padre tras el triunfo de la Selección ante Paraguay y ganar la medalla dorada llegó a todas las redes sociales oficiales de la competencia. «El deshago del final fue resultado de lo mal que la pase durante estas últimas semanas. Incluso me emociona contarlo ahora. Mi viejo no se como hizo pero llegó a Colombia, me cayó de sorpresa en el entretiempo. Fue una emoción increíble.

«Lo que viví acá fue inexplicable, me tocó un grupo increíble tanto fuera como dentro de la cancha. Las chicas que tienen más experiencia en la Selección contaban que nunca sintieron tan buena energía, que algo especial había. Como dijo Martín, las cosas no son casualidad, todo paso por algo y realmente nosotras nos formamos como equipo muy rápidamente», hace referencia a Learreta sobre un equipo que fue de menor a mayor en el torneo.

«El empate con México nos dio una gran fortaleza y reaccionar, fue un lavado de cara. Ganarle a Brasil fue lo mejor que me pasó en mi carrera y este torneo dudo que pueda ser superado por otra cosa. Estoy agradecido con todos los técnicos de la Selección por esta oportunidad, me dieron la confianza que necesitaba, Martín hizo un trabajo espectacular técnico, táctico y grupal. Cambiamos la historia, era hora, somos campeonas Panamericanas.

Fotos: Panam Sports y Valentina Learreta
Por Rodrigo Alzugaray – Prensa CAH

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