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Hace 50 años, un maestro: Werner Vick

Medio siglo atrás, tuvo lugar el primer curso dictado por un entrenador extranjero en Argentina. Fue el alemán Werner Vick quien expuso sus conocimientos ante un centenar de participantes en el Instituto Nacional del Deporte.

Corría 1971. En el marco de un balonmano argentino que comenzaba muy tímidamente a extenderse hacia los ámbitos provinciales y que soñaba con iniciar relaciones internacionales, una visita de lujo inaugura la temporada. Entre el 22 de febrero y el 7 de marzo llega Werner Vick. Ha sido entrenador de la Selección de Alemania Federal durante quince años, 27 veces internacional como jugador, docente de la Universidad de Deportes de Colonia. Era una figura mundial, poco menos que desproporcionada para el nivel muy humilde de nuestro deporte en aquellos tiempos.

Viene a dictar un curso como parte del plan de intercambio que el gobierno ha acordado con Alemania. Es el primer técnico del Viejo Mundo que visita la Argentina y llegaba nada menos que desde la tierra que es la cuna del handball moderno y que, por entonces, como ahora y como siempre, ocupaba una posición de absoluto liderazgo en la especialidad.

“No vengo a imponer nada, ni a criticar sin medida; vengo a entregar lo que sé y a transmitirles un modo y un estilo de jugar handball. Ustedes sabrán cómo recepcionar esto y cómo adaptarlo a sus necesidades. Pueden tomar lo que les interese y desechar lo que consideren que no les sirve». Arrancó con estas palabras, que desde su humildad y desde su autoridad obligaban a asumir responsabilidades a quienes lo escuchaban.

Suman casi un centenar los participantes de las actividades que se desarrollan en el Instituto Nacional del Deporte y en River Plate. Colaboraron como traductores Alfredo Miri y Ricardo Mast, Jefe de Árbitros de la CAH y años más tarde vicepresidente de la misma. Las  sesiones matutinas se reservaron para profesores de Educación Física,  mientras que las nocturnas estuvieron abiertas para entrenadores y jugadores de la FAH, a las que fueron invitados representantes de Mendoza, Necochea y Misiones, ya  afiliadas a la Federación nacional  y de Córdoba, Tucumán, Santa Fe, Bahía Blanca y Chascomús, donde la actividad era incipiente y, salvo en Córdoba, restringida al ámbito escolar.

Vick desarrolló, a nivel teórico y práctico, aspectos tácticos básicos, apoyado por abundante material gráfico y fílmico; pero concentró gran parte de su trabajo en cuestiones de técnica, especialmente en lo relacionado con el manejo del balón, en donde señaló que residía la mayor falencia del handball argentino. Planteó el análisis de diversos sistemas defensivos cuando por aquí se practicaba el 5-1 casi como una religión que solo se abandonaba por el “hombre a hombre” en el último minuto cuando las papas quemaban.

Revalorizó la función del arquero en épocas en las que los nuestros atajaban con pantalones cortos y rodilleras… La simpatía no era su fuerte pero sí lo era la seriedad y la autoridad profesional con la que transmitía sus conocimientos. Como corolario deja una sentencia: “Ustedes deberán preocuparse menos por hacer goles y más por desarrollar la técnica individual”.

Provocó casi una revolución gradual y silenciosa. Llegaba a su fin la época de la “recepción y  el piquecito” (a veces dos o tres) para darse tiempo de pensar la siguiente acción. Las reminiscencias basquetbolísticas en el manejo de la pelota, que eran una marca registrada de equipos como River o San Lorenzo y que, en menor medida, también eran comunes en los de la colectividad germana, comienzan a dejar paso a las secuencias de entregas veloces y a los gestos técnicos unificados de “recepción y pase” o de “recepción y tiro”.

Tendríamos la oportunidad de ver sus propuestas conceptuales plasmadas y redimensionadas en la cancha un año después, durante la inolvidable visita del VfL Gummersbach, a partir de la cual en el handball argentino se aceleró la traslación, aumentó el goleo y mejoró la dinámica general. Se comenzó a jugar al verdadero handball y de esto Vick fue el pionero y, tal vez, el principal responsable, nada más y nada menos…

Una clase durante el curso de 1971. De izquierda a derecha, entre otros no identificados: Enrique Boy, Guillermo Rodríguez, Raim Toost, Juan Mūller, Ernesto Márquez, Oscar Raggio, Adolfo Salinas, Jorge Costa, Miguel Bonato, Werner Vick, Ricardo Mast, Juan Carlos Basualdo, Barrera y Juan Fernández (de Mendoza), José Torres, Ernesto Grasso, José Márquez, Jorge Rossi y Blanca Vega.

Para las demostraciones prácticas en aquellos cursos se contó con la colaboración de la gente del Círculo de Handball del INEF que había creado Alfredo Miri algunos años antes y que ahora integraban los planteles del Instituto que jugaba en los torneos federativos. Fueron de los primeros en incorporar las sugerencias metodológicas de Vick y se convirtieron rápidamente en grandes animadores de los certámenes locales.

Werner regresó al año siguiente, ahora invitado por el Instituto Nacional del Deporte, para brindar lo que fue virtualmente una continuación de sus clases del 71 e insistir hasta el cansancio con que debíamos mejorar la técnica del manejo del balón. También colaboró con la Selección Nacional que iniciaba su preparación para la Eliminatoria Americana del ’72 para los Juegos Olímpicos de Múnich.

Su tercera visita se concretaría once años más tarde y también constituiría un hito histórico para nuestro deporte. En efecto, en 1983 tuvo a su cargo el primer curso de graduación internacional reservado para árbitros latinoamericanos, del que surgieron las primeras parejas de jueces IHF de Argentina.

Vick siguió trabajando en el ámbito de la federación internacional hasta principios de los noventa. Falleció en diciembre de 2000, tres días después de cumplir 80 años.

Con el correr de las temporadas recibimos a otros maestros: Domingo Bárcenas, (1983 y 1988), Guennadi Andriuschenko (1987), Horst Brademeyer (1987), y más cerca en el tiempo: Jordi Ribera, Manuel Laguna, Alberto Suárez, Manolo Cadenas, Didier Dinart. Dictaron cursos, clínicas, charlas, asesoraron a selecciones, inclusive Jordi y Cadenas las dirigieron. Los más antiguos llegaron por Solidaridad Olímpica, los últimos trabajaron en alguna instancia de la ENEHA. Cada uno hizo su aporte para que nuestro balonmano sea hoy lo que es.

Pero Werner Vick fue el primero, hace ya medio siglo. Para nuestra inmadurez deportiva llegó, quizás, un poco antes de tiempo como para que pudiésemos aprovecharlo integralmente. El handball argentino le estará siempre en deuda.

Por Juan Carlos Rennis – Historía y Estadísticas CAH