El apellido Unzner refiere seguramente en la actualidad a Agustín, uno de los muy buenos proyectos que asoman en las Selecciones Juniors, sin embargo, en la intención de evocar y reconocer a quienes en el pasado han trabajado para que nuestro deporte progresara, hoy el objeto de esta nota no es referirse al joven jugador de FCO, quien con seguridad pronto hará méritos para ganarse las suyas, sino precisamente recordar a quien fuera su abuelo, don Robert Carlos Unzner. “El alemán” para la gente del Handball que ya trajina seis o más décadas.
Jugador de Sportivo Barracas en los inicios del Balonmano a siete en los años sesenta. Promotor de la disciplina y delegado del club Gas del Estado. Presidente de la Comisión de Asuntos Metropolitanos, antecesora de FEMEBAL. Fue cofundador y primer Presidente de ésta (1975-1982).
Condujo la FAH entre 1982 y 1988 y, ya como Confederación, entre 1992 y 1996. En ambos casos debió hacerse cargo ante situaciones de emergencia y de acefalía por renuncias masivas de los respectivos CD (fallecimiento de Juan Mainzhausen en el 82 y renuncia de Guillermo Bauer en el 92), consiguiendo luego sendas reválidas por derecho propio en asambleas regulares.
Cofundador del Comité Sudamericano de Handball en 1983 desde donde contribuyó decisivamente al desarrollo de los certámenes sudamericanos de distintas categorías.
Gestionó exitosamente, junto a las autoridades del COA, la incorporación del Handball a los programas deportivos de los Juegos Panamericanos y Sudamericanos. Durante su mandato se organizaron las Temporadas Internacionales de 1987 y 1988 con la participación de equipos alemanes y brasileños de primer nivel.
Propició la expansión federal del balonmano nacional apoyando la creación de numerosas entidades provinciales y su posterior afiliación a la Confederación. Como consecuencia de ello se intensificó la disputa de torneos oficiales y se lograron récords de equipos y atletas participantes en Argentinos y Nacionales que sólo serían superados más de dos décadas más tarde.
Llevó adelante el desafío propuesto por el gobierno radical de organizar el primer intento de Liga Nacional en 1986 y 1987 en el que intervinieron equipos de todas las afiliadas divididos en tres categorías. Una experiencia que no pudo sostenerse en el tiempo por no haber logrado despertar el interés de la televisión y porque, acosado por la hiperinflación, el gobierno no pudo seguir solventando los traslados de los equipos y los gastos de los árbitros y de los oficiales.
Colaboró con el lanzamiento y desarrollo de las Escuelas Nacionales de Handball en todo el país. Un programa de la Secretaría de Deportes de la gestión de Alfonsin que, con pequeños cambios, han mantenido hasta el presente todos los gobiernos que lo sucedieron.
Condujo importantes acciones institucionales entre las que se destacan:
- la conversión jurídica de la FAH en Confederación.
- la extensión de los mandatos presidenciales a cuatro años (por entonces con renovación por mitades cada dos) para que coincidieran con los ciclos olímpicos.
- la incorporación de todos los presidentes de afiliadas, con voz y voto, al CD electo. (No mantenido en posteriores reformas estatutarias)
Propició la realización de cursos técnicos a través de Solidaridad Olímpica, entre los que sobresalen los dictados por Domingo Barcenas en 1983 y 1988 y el primer curso IHF de graduación arbitral para Latinoamérica (1983: Werner Vick)
Durante los primeros años de su mandato logró mantener relaciones fluidas y armónicas con y entre las distintas afiliadas, a pesar de las diferencias de prioridades deportivas que sostenían FEMEBAL y las restantes instituciones provinciales .
Luego, cuando la entidad porteña intensificó una agresiva política para ocupar espacios de poder y decisión dentro de la CAH y quedó enfrentada con el resto de sus pares, consiguió conducir un delicado equilibrio evitando que se condicionara la actividad general de la Confederación.
Su segundo mandato coincidió con la decisión de IHF de jugar todos los mundiales cada dos años por lo que también pasaron a ser bianuales los certámenes panamericanos clasificatorios para aquellos. Las selecciones tuvieron continuidad y en 1994 ambas superaron los 20 partidos internacionales. Cifra nunca antes alcanzada y que incluyó inéditas giras por Europa.
Gestionó con éxito el debut de los equipos Juniors de ambas ramas en sus respectivos CM y de los cadetes en los flamantes Sudamericanos de la categoría. Paralelamente se intensificaron los calendarios de Torneos Argentinos y Torneos Nacionales.
A pesar de todo estos avances, Unzner debió enfrentar un recrudecimiento del conflicto entre FeMeBal y el interior, ahora por la cuestión de la relación aranceles de membresía y votos en asamblea, y de Femebal con la propia CAH por la política de selecciones.
Encabezó los equipos de trabajo de la Confederación que contribuyeron al gran éxito organizativo y deportivo que significó la realización de los certámenes de ambas ramas en el ámbito de los Juegos Panamericanos de 1995 y la obtención de la primera medalla de bronce continental lograda por los varones.
Meses después llegó el momento crucial del Mundial Juniors Masculino. La CAH había aceptado una sugerencia de la IHF para organizarlo en el país. Para suplir la falta de estructuras institucionales y dirigenciales sólidas para afrontarlo, se tercerizó el evento en favor de una empresa propiedad de un miembro del CD a través del cual había llegado la oferta de la Internacional. Desafortunadamente y dejándose llevar, tal vez, por un exceso de confianza, no se establecieron reaseguros en favor de la Confederación ante eventuales incumplimientos.
Con el torneo en pleno desarrollo, dicha empresa se declaró en quiebra y la IHF debió asumir los gastos con cargo a la CAH. El hecho, sumado a los conflictos que se venían dando con anterioridad, determinó que la mayoría de las asociaciones y federaciones provinciales resolviera desafiliarse. Una situación que, pese a sus denodados esfuerzos, el presidente no consiguió modificar. El CD resolvió renunciar en bloque. El handball argentino enfrentaba la mayor crisis de su historia.
Tras un deterioro de salud, entre cuyas causas -afirman quienes lo conocían más íntimamente- estaba también la desazón que le había provocado todo lo ocurrido, Unzner falleció a los 68 años, el 3 de marzo de 1996, hace un poco más de un cuarto de siglo…
A pesar del traspié en aquel mundial, originado en irresponsabilidades ajenas, Robert dejó su marca en el balonmano nacional con muchos logros en condiciones nunca fáciles. Fue un tipo honesto, perseverante, tenaz. Un conciliador superado por las circunstancias en el epílogo; un hombre que, por todo lo que le brindó al handball argentino, hubiese merecido un final de gestión mucho menos ingrato.
Juan Carlos Rennis – Historia y Estadísticas – CAH
Agradecemos la colaboración del Sr. Alejandro Pérez Unzner