Entre el 11 y el 12 de julio de 1970 se realizó en Montecarlo, Misiones, la primera competencia federal. Los detalles de un evento que prologó el devenir del handball argentino extendido hacia los cuatro puntos cardinales del país.
La realidad del balonmano nacional en 1970 era sustancialmente distinta de la actual. Por entonces la Federación Argentina de Handball (pasaría a denominarse Confederación recién en 1986) afiliaba en forma directa a no más de 20 clubes de la ciudad y del Gran Buenos Aires, porque todavía faltaban cinco años para que se fundase la FeMeBal.
Apenas en tres provincias existía una actividad más o menos regular y organizada: Mendoza, con la Federación Mendocina de Hándbol (sic) creada en 1969 por los profesores egresados del INEF con las primeras camadas de docentes que habían cursado el deporte durante su formación profesional; Misiones, con su Federación Misionera de Handball, primera entidad provincial afiliada a la FAH, fundada a principios de 1970; con la práctica reducida a la Colonia Montecarlo, a mitad de camino entre Posadas y Cataratas y Buenos Aires, con su liga rural de la colectividad danesa en el sureste provincial, con base en Necochea, que tenía más de 30 años de vida. Aquí jugó bajo la denominación «Federación Bonaerense» que, en realidad, no existía como entidad formal. Ninguna de ellas tenía historia como afiliada a la federación nacional. La relación entre estos centros se limitaba a torneos muy esporádicos de carácter amistoso y no había competiciones interprovinciales oficiales.
En ese marco, y ante la renuncia del presidente Juan Pou (San Lorenzo de Almagro) y el pedido de licencia por motivos de salud del vicepresidente Manuel Diez (River Plate), se hace cargo de la conducción de la FAH Guillermo Bauer (SAG) a quien secundan, en los cargos principales del CD Nicolás Feller (SEDALO); Osvaldo Donnaruma (San Lorenzo) y Gerardo Carchio (River), con Ricardo Mast (SAG) dirigiendo el área de arbitraje.
La nueva administración se plantea como uno de sus objetivos primordiales expandir y federalizar el deporte. Comienzan por tomar contacto con los dirigentes provinciales y, en pocos meses, consiguen organizar el primer Torneo Argentino que tendría sede en Montecarlo, aprovechando que la ciudad misionera, capital nacional de la orquídea, cumplía su quincuagésimo aniversario y el certamen fue incluido en el programa de festejos contando con el consiguiente apoyo de las autoridades locales.
Toda la Colonia se vistió de fiesta y dio su aporte incondicional para que la competición fuese un éxito. El Club Argentino Germano de Gimnasia y Cultura fue el escenario. Por primera y única vez un Torneo Argentino se jugó en una cancha de tierra apisonada. La increíble tierra roja misionera, mezclada con aserrín, ofreció una superficie absolutamente regular y apta. Los taludes laterales de césped color esmeralda, convertidos en tribunas naturales, daban el contraste justo. Para completar la postal, un público numerosísimo, ruidoso, pero siempre dentro de los límites de convivencia pacífica. El clima aportó lo suyo. Las condiciones estaban dadas. La historia estaba en marcha.
Los cuatro centros handbolísticos activos dieron su presente. Capital Federal (camiseta blanca con banda roja) representada por River Plate, porque la FAH carecía de estructura de selecciones. Necochea (camiseta celeste con vivos blancos) con los jugadores que aceptaron intervenir, porque para muchos en la cerrada liga danesa era mejor no hacerlo. Misiones (camiseta a bastones negros, blancos y rojos) apelando a hombres de sus dos únicos clubes (Argentino Germano y Guatambú) y Mendoza (camiseta anaranjada con vivos blancos), que fue la única que había logrado formar un seleccionado real.
El esquema del certamen fue simple: una sola rueda, todos contra todos. En caso de empate en cualquier posición se definiría con un encuentro a tiempo reducido. Hubo lugar para los simbolismos desde el primer partido, en el que todas las vertientes históricas de nuestro deporte estuvieron representadas. Allí estaba River, el decano que remitía a los tiempos del viejo Balón Uruguayo, enfrente Necochea con la tradición danesa cuna del handball en sala; se jugaba en Montecarlo, Misiones, un lugar con raíces en la Europa Central origen del handball de campo y arbitraba un hombre del bien criollo handball mendocino.
Capital confirmó su condición de favorito y fue campeón invicto. Mendoza obtuvo el segundo lugar, ganado en desempate, y fue la revelación inesperada. Misiones terminó tercero sin desentonar. Buenos Aires, cuarto, un ejemplo de caballerosidad ante la adversidad deportiva.
Montecarlo, con Don Carlos Maletti a la cabeza, acompañado, entre otros por Federico Gohringer, Roberto Stopp, Jorge König, Waldemar Martin, Juan Plocher y Carlos Hohenstatt, ganó el torneo de la hospitalidad y de la cordialidad. Fue hace 50 años. Por entonces se vivió como un sueño, pareció una aventura. Tuvo continuidad. Fue el principio del camino que nos trajo a esta realidad con más de 30 certámenes Nacionales y Argentinos por temporada.
Los resultados
11 de julio de 1970:
Capital 12:5 Necochea
Misiones 11:11 Mendoza
12 de julio de 1970:
Capital 12: 9 Mendoza
Misiones 11:10 Necochea
Mendoza 16:9 Necochea
Capital 14: 8 Misiones
(Desempate 2° Puesto): Mendoza 7:6 Misiones
Eduardo Annaratone, Alejandro Pahor, Gerardo Datschke, Martín Wanderer, Hugo Mazzini y Arno Jansenn Harms; las voces del primer Torneo Argentino
«Nosotros sabíamos que íbamos a jugar un Torneo Argentino, solo eso, una vez instalados en Montecarlo nos enteramos que era el primero y todo lo que significaba», recuerda Eduardo Annaratone, armador derecho y especialista defensivo de River e integrante del plantel que viajó en representación de Capital Federal. «La ciudad vivió el torneo como un gran evento, la mayoría de los partidos se jugaron con 300 o 400 personas en lo que era una tribuna improvisada con tierra y mucha gente parada en los bordes. La cancha obviamente era de tierra y marcada con cal. Fue una experiencia increíble, la gente de Montecarlo nos trató muy bien, en el caso nuestro pensaban que hasta eramos jugadores de fútbol».
En ese entonces, Annaratone tenía 20 años y un lanzamiento externo envidiable para la época, pero principalmente un amor por el deporte que lo hizo viajar en una situación insólita que al día de hoy no olvida: «Hasta el 24 de junio ni sabía si viajaba. En mayo había tenido una lesión en el tendón de la pierna izquierda, estuve 1 mes enyesado, y para el viaje iba a estar en duda hasta último momento. En ese entonces la Primera de River completa estaba conformada por 20 jugadores, pero muchos no podían viajar por distintas ocupaciones así que unos días antes me vinieron a buscar Till (entrenador) y Germano (arquero) y me dijeron que tenía que viajar si o si. No lo dude y viaje como pude, algo que hoy en día no me arrepiento. Veo jugar a nuestras Selecciones los Juegos Olímpicos y es imposible que no me movilice y me emocione porque si bien mi deporte de cabecera es el futbol, en el handball siento que hice un poco de historia».
Alejandro Pahor, otro integrante del equipo de Capital y jugador de River, junior por aquel entonces, es definido por sus compañeros como el más memorioso y aporta mas detalles del torneo: «La ciudad era muy bonita y con la característica que todos los días parecía que iban a ser horribles hasta que a mitad de mañana se despejaba la bruma y teníamos una hermosa jornada». Un contexto ideal para un torneo histórico en el cuál Capital no dejó dudas en lo deportivo pero en donde primo la buena energía entre los protagonistas. «Ganamos los tres partidos con una buena actuación colectiva, destacándose Héctor Germano y Roberto Picatti. En la jornada de cierre hubo una fiesta por la noche de la que tengo una fotografía en la que está toda la delegación y en el centro de la imagen la copa. Tuvimos una muy buena relación con las otras delegaciones», refresca Pahor.
Gerardo «Taty» Datschke, arquero del Club Gimnasia y de Misiones, admite que para la ciudad el torneo fue una verdadera revolución: «Conmovió a todo Montecarlo, las dos semanas previas se preparó el terreno para preparar la cancha, todo un gran movimiento de tierra se tuvo que hacer. A veces uno mira la foto, comparando con lo que tenemos hoy en infraestructura, y es impresionante. También era todo un acontecimiento que la camiseta de River venga acá a Montecarlo, eso influyó en la participación en la gente».
«Mucha gente fue a ver algo nuevo, no era muy conocido en esa época el handball de salón, querían ver como era el campeonato nacional», cuenta Martín Wanderer, wing de la selección misionera que en ese momento jugaba en el club Guatambú. «Formamos un lindo grupo, no había problema entre nosotros que eramos solo de Guatambú y Montecarlo. Eramos compañeros, después cuando jugábamos cada uno en su equipo sacábamos lasca a lo que podíamos, pero después eramos amigos otra vez, como tiene que ser en todo deporte».
Hugo Mazzini, arquero de River y Capital Federal, es otro de los jugadores que recuerda el torneo como un símbolo máximo de fraternidad en el deporte: «Fue hermoso, la gente que nos atendió en Montecarlo fue de primera. A nosotros nos tocó hospedarnos en casas de familia, en mi caso junto a tres compañeros paramos en la estancia de Acho Manzi (poeta y tanguero, hijo de Homero Manzi)». Y agrega: «El plantel tenía en claro que era un torneo importante, pero una vez allá nos dimos cuenta de la real magnitud, no sabíamos que 50 años más tarde significaría todo esto. Eramos todos muy chicos, no tomábamos dimensión de lo que jugábamos», refuerza a lo dicho por Annaratone sobre el desconocimiento de lo que representaría a futuro la competencia para la historia del handball nacional.
«Todos los deportes son lindos y los de grupo aún más, pero el handball tiene estos torneos que representan algo especial. Salís, conoces lugares, haces amigos», dice Arno Jansenn Harms, por aquel entonces especialista defensivo de la selección misionera, ponderando lo que representa ser parte de los Torneos Argentinos. «Lindo torneo, con mucha gente. A partir de ahí comenzaron todos los torneos nacionales, después vino Necochea al que no pude ir y Polvorines que volví a ir, juegue seis o siete nacionales», recuerda un Jansenn que vivió varios Argentinos y sabe de la importancia que hoy en día tienen para el desarrollo de nuestro deporte.
*Declaraciones de Gerardo Datschke, Martín Wanderer y Arno Jansenn Harms son gentileza del programa «Deportes y Algo Mas», del Canal 5 de Montecarlo. La realización de las entrevistas estuvieron a cargo del conductor y dueño del programa Heriberto «Buby» Dorper.
Los nombres de los pioneros:
Capital Federal: Héctor Germano, Hugo Mazzini, Ricardo Romero, Oscar Lucero, Roberto Piccatti, Ernesto Bonatti,
Daniel Gamerman, Alejandro Pahor, Omar Ristempart, Hugo Bruschi, Eduardo Annaratone, Eduardo
Ledo. DT: Guillermo Till. Jefe de Equipo: Manuel Álvarez.
Mendoza: Raúl Bertolo, Armando Calletti, Miguel Tobarez, Juan Fernández, Julio Feriozzi, Alejandro Chale,
Fernando Pusiol, Guillermo Baho, Arturo Sidoti, Carlos Arguello, Hugo Rodríguez, Ricardo Luminari.
DT: Jorge Vargas.
Misiones: Arno Jansen, Carlos Tietjen, Carlos Urban, Eugenio Schwiderke, Claudio Arntzen, Roberto Stopp,
Federico Handte, Otto Fuschlocher, Ricardo Russell, Gerardo Datschke, Wilfrido Stopp, Martín
Wanderer. DT: Carlos Hiller. PF: Oscar Smichowski.
Necochea: Santiago Otero, Federico Madsen, Roberto Christensen, Crlos Esbensen, Carlos Jensen, Alberto
Ohltoff, Julio Nielsen, Néstor Armentía, Luis Skaarup, Rubén Armentía, César Hansen, Alfredo
Rasmunssen, Gustavo Rey. DT: Juan Klug. Jefe de equipo: Hans Mortenesen.
Árbitros: (aún no se arbitraba en pareja): Ricardo Mast y L. Ruiz de Capital y Carlos Barrera de Mendoza.
Oficiales FAH: Guillermo Bauer (presidente), Nicolás Feller (secretario), Ángel González
(gerente); Juan Carlos Rennis(prensa); Carlos Maletti (presidente Fed. Misionera)
En la continuidad del Proyecto de Construcción de las Estadísticas Oficiales y en ocasión de celebrarse el cincuentenario de la realización del primer Torneo Argentino, la CAH presentó un documento histórico que recorre estos 50 años de actividad ininterrupida: Torneos Argentinos: 50 años (1970-2020)
Prensa CAH