Es un deporte en el cual los jugadores están sobre una silla de ruedas. Hay dos formas de juego: 4 contra 4 y 7 versus 7 (ésta última con grandes chances de entrar a los Juegos Paralímpicos en un futuro cercano). El tiempo de partido es igual al del Beach Handball: al mejor de tres períodos (10 minutos cada uno). Además, también hay un tanto que vale doble: el “gol espectacular”, donde el jugador da un giro de 360 grados antes de concretar. A su vez, en el arco hay una particularidad: la altura es más baja que en el handball tradicional: se acorta la distancia con el arquero, mediante una faja para que alcance a impactar la pelota con los brazos, entre otras reglas.
Fernando Mihovich y Gustavo Borro, Coordinadores de esta actividad en Almirante Brown, Buenos Aires, vinieron a Embalse con una premisa: seguir difundiendo la competencia para que las afiliadas aporten su granito de arena y se conozca en todo el país. Los dos entusiastas nos cuentan cómo nació ésta disciplina en Argentina y los objetivos que tienen a corto plazo con este proyecto.
Este deporte se practica en nuestro país desde el 2008. Al principio no era competitivo, sólo tenía un fin recreativo. Pero con el correr de los años, tomó notoriedad y empezó a serlo. “Nuestra idea era comenzar con un equipo de básquet, pero había chicos que no llegaban al aro por su patología; les resultaba más fácil hacer un gol que convertir un doble. Sin darnos cuenta, estábamos jugando al handball; así se inició todo”, explica Mihovich. “Empezamos a averiguar quién lo estaba practicando en Sudamérica: conseguimos los reglamentos. Nos enteramos que Brasil y Chile lo jugaban y nos contactamos con ellos para interiorizarnos del tema. Una vez que tuvimos la información, comenzamos a difundir el deporte por el país y llegamos a lo que es hoy: hay 10 equipos a nivel nacional y tenemos un promedio de 100 jugadores”, agrega ilusionado.
Actualmente, esta modalidad se disputa en Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Catamarca, Salta, Jujuy y en Viedma, Río Negro. Pero no solo está creciendo en Argentina. En los últimos años, en América se sumaron Bolivia, Colombia, Venezuela, Uruguay y Panamá. Además, en Europa compiten España, Portugal, Alemania, Suecia y Francia. Y como si fuera poco, también tiene muchos adeptos en Australia y Japón. “En este momento, la potencia de Sudamérica es Brasil y después viene Argentina. En los últimos dos torneos, salimos segundos, detrás de ellos”, afirma Borro.
Una de las desventajas que tiene este deporte, es el elevado costo que tienen las sillas deportivas. Sobre este tema, opinó el coordinador Gustavo Borro: “En Argentina hay sillas deportivas que valen 25000 pesos, pero también existen diferentes sillas de importación que son mucho más económicas y tienen la misma utilidad. Obviamente, que un jugador a medida que va evolucionando quiere tener lo mejor, pero no es lo mismo pagar 25000 que juntar 7000. El deportista que esté decidido a practicar este deporte tendrá recursos para solventar estos gastos, ya sea desde su obra social o con la ayuda que le brinde el estado”, asegura.
En agosto se realizará un Torneo Nacional. En septiembre, por su parte, habrá un Panamericano, en Almirante Brown, Buenos Aires, donde se estima que participarán ocho equipos sudamericanos.
“Nuestro objetivo es hacer que el handball sobre sillas de ruedas sea completamente federal; que se conozca de Ushuaia a la Quiaca. Primero, tenemos que darlo a conocer: mostrar cómo se juega; para luego tener una buena base para afrontar nuevos compromisos, como el de formar una Selección”, cerró Borro.
Este deporte se está haciendo conocido a nivel mundial y promete seguir creciendo con el correr de los años. La frase “Sí se puede”, la bandera de esta iniciativa.
Por Emiliano Ammendolea – Prensa CAH