El 8 de abril figura en la historia del handball argentino con letras de oro. Fue en esa fecha de 1974, hace cuarenta años, cuando se registró el debut absoluto de una selección nacional en el Viejo Mundo.
El balonmano criollo vivía tiempos de inédita internacionalización: en 1971 se habían reanudado los enfrentamientos con Brasil, que no se daban desde la época del handball de campo. Un año más tarde, la visita del Gummerbach, campeón de la Bundesliga alemana y el viaje del seleccionado adulto a Elkhart (EE.UU) para debutar en un torneo IHF, el preolímpico americano para los juegos de Munich. Finalmente, en 1973, el mítico Luna Park había sido la sede de la eliminatoria americana para el mundial de 1974 en Alemania Democrática. Era el momento para intentar el desembarco en Europa.
SEDALO había inaugurado esa aventura en 1962 y River lo había seguido en el 63. Ambas giras fueron exitosas, pero nunca lo había hecho una selección. El torneo elegido fue la Copa Latina. La categoría: juniors masculino, que por entonces era sub 22. El apoyo del gobierno al deporte amateur garantizó lo económico. Se trataba de un certamen creado originalmente por Rumania, que era campeón mundial de mayores; España y Francia, que aún no habían alcanzado el nivel de elite, y Portugal e Italia que estaban un escalón por debajo. En sus ediciones más recientes se había abierto a otros países. Brasil, por ejemplo, lo había jugado en 1970 y 73. Cobró gran importancia en épocas en las que aún no se disputaban mundiales de la categoría.
Acertadamente, la FAH (todavía no era una Confederación) resolvió convocar jugadores de entre 19 y 21 años, para que tuviesen la oportunidad de jugar varias Copas y con el objetivo de máxima de que constituyeran la base de la futura selección que intentaría clasificar para los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976. Adolfo Tami fue el entrenador designado para liderar el proyecto. Las canchas de San Lorenzo, SEDALO y del CEF N°1 (hoy CeNARD), fueron los escenarios de los entrenamientos; tres por semana (que parecían una enormidad, cuando los clubes apenas hacían dos) dependiendo de las condiciones climáticas, porque todas eran descubiertas.
Luego de un proceso de preselección que abarcó a más de veinticinco jugadores, el equipo quedó integrado por: Daniel Casal de Rey y Norberto Gottert (SAG); Francisco Seif, Gerardo Ruster y Norberto Corrado (SEDALO); Gerardo Spiriger, Alfredo Lukesch, Ricardo Frumento, Oscar Aupperle y Leopoldo Hornedo (Villa Ballester); Daniel Peralta (River); Horacio García (San Rafael); Luis Báez (YMCA); Roberto Frank (Lomas); Oscar Pucci (CEF N°1); Roberto Pfeffer (AACF de Quilmes). Francisco Berwanger fue el asesor técnico de Tami, Oscar González el PF, Juan Carlos Rennis fue el Jefe de Prensa, mientras que Ricardo Mast y Juan Mainzhausen, titular de la FAH, presidieron la delegación. Colaboró muy de cerca el Dr. Alfredo Giudiccessi. Se contó con un importante apoyo de parte de Alberto de San Román, vicepresidente de IHF y de la Federación Española, en especial de quien era su entrenador nacional: Domingo Bárcenas.
Tras una breve previa en Madrid, el destino era Téramo, la ciudad italiana que ha trascendido en el mundo handball por la organización anual de la multitudiaria Coppa Interamnia, y que a comienzos de los setenta era uno de los puntales del incipiente pallamano italiano. Una hermosa localidad enclavada entre las montañas de los Montes Abruzzos, con reminiscencias de nuestra Tandil, pero con ruinas romanas en lugar de piedras movedizas.
La sorpresa inicial fue comprobar que se jugaría al aire libre sobre una prolija pero rugosa carpeta de alquitrán (no muy distinto de lo que estaban acostumbrados los jugadores argentinos), rodeada de un rudimentario alambrado olímpico que la separaba de unas humildes tribunas tubulares con capacidad para unas dos mil personas. Argentina era el equipo con menores antecedentes deportivos entre los nueve participantes. Tal vez por eso fue el elegido de los tiffosi para alentar cuando no jugaba Italia. El debut, aquel 8 de abril, ante los enormes rumanos (1,90 de promedio) arrojó un impiadoso 5 a 34, a pesar de la actuación destacada de Hornedo en el arco. Un diario local tituló “Gigantes contra pigmeos”…
Sin tiempo para lamentarse llegó el clásico con Brasil. Ajustado, como siempre. El buen trabajo de la defensa no fue aprovechado por el ataque y con dos pelotas perdidas sobre el final, se sumó otra derrota. 13 a 12. En la ronda por el séptimo puesto el rival fue Canadá. Argentina se había quedado mentalmente en el partido anterior y los del norte arrasaron con un inapelable 19:9. Quedaba Marruecos y parecía que se daba, pero el mejor resto físico de los africanos los llevó a un 16:10 que condenó a la blanquiceleste al último lugar. Rumania fue el campeón seguido por Francia, España, Italia, Portugal, Brasil, Canadá, Marruecos y Argentina.La única alegría se dio fuera de la cancha, porque el congreso de delegados otorgó a Argentina la sede para la edición 1975 de la Copa.
La gira continuó en Pescara, junto al Mar Adriático, en un cuadrangular con tiempos reducidos que se inició con derrota 4:9 ante Italia, pero que trajo el primer triunfo con un terminante 12:6 ante la Selección Abruzzese (buen goleo de Báez y Casal). Fue un 15 de abril, también al aire libre y con llovizna…Italia le ganó la final a Brasil. El retorno a España fue para jugar dos amistosos ante el encumbrado Atlético de Madrid. En el primero no hubo equivalencias 33:7. Al día siguiente ante los juniors locales, la despedida fue lo mejor del periplo. A poco de iniciado el segundo tiempo el Atlético ganaba apenas 12:10 y el desparpajo de García, Spiringer (cinco goles cada uno) Pucci y Seif, complicaba a los españoles.El ingreso de dos hombres de la plantilla adulta recompuso a los albirrojos y el final marcó 22:13. “Argentina: ayer sumisos, hoy desfachatados…Llegaron con el deseo honesto de aprender. Su trabajo no es ni para hoy ni para mañana, pero están en el camino correcto”, decía el diario Marca.
Entusiasmo y dedicación habían sobrado. Otras cosas se lograrían más adelante. Para los triunfalistas el balance arrojaba fracaso. Para quienes entendieron que comenzaba una nueva era, la novela tenía final abierto… Vaya el recuerdo y el homenaje para aquel grupo de pioneros que asumió, con toda dignidad, la muy difícil tarea de abrir la senda de la competición internacional de elite.
Fue un 8 de abril. Hace cuarenta años…