En el partido decisivo del torneo, Brasil le ganó a Argentina por 23-18 y se quedó con el XI Panamericano Juvenil Masculino disputado en Buenos Aires. Paraguay se quedó con el tercer puesto tras ganarle a Uruguay 24-17. En tanto, Venezuela le dio vuelta el partido a Chile, lo derrotó 27-25 y finalizó cuarto.
Brasil golpeó en el arranque, y buscó a partir de allí construir una estrategia para acrecentarla a cada paso, tal como hizo en sus juegos anteriores en este Panamericano Juvenil. Pero en ese momento apareció la intensidad que se espera de los argentinos: lograron darlo vuelta, rompiendo con la tensión que se había generado en el Polideportivo del CeNARD con la ventaja de los brasileños. Promediando el primer tiempo, el envión goleador de los argentinos llegó a su fin. Un lapso de sequía los abrumó, y así fue como Brasil volvió a imponerse, merced a un parcial de 5-0 y a pesar de la magnífica actuación de Agustín Forlino, el arquero albiceleste. Casi sobre el final del primer tiempo, un golazo de Leonardo Werner rompió el letargo en las redes de la verdeamarela, y Argentina recuperó parte de su mejor imagen. Brasil se fue al descanso ganando 11 a 8, con un Patrick Lemos encendido
La segunda mitad mostró en sus inicios la inmensa potencia de lanzamiento en los brazos brasileños. Esa mágica capacidad y los errores argentinos a la hora de hacer circular el balón, incrementaron la distancia entre un equipo y otro: Brasil llegó a ganar 17 a 10. Argentina encontró fuerzas en las manos salvadoras de Forlino. Gracias a sus excelentes atajadas el equipo de Osvaldo López creyó encontrar una salida en medio de la adversidad. Pero fue solo un espejismo, pues no pudo descontar por la considerable cantidad de balones perdidos en la zona de transición y la poca efectividad frente al arco del fuerte Rangel Rosa. A fin de cuentas la lejanía en el tablero -en promedio de 5 o 6 goles en la segunda parte del juego- fue una muralla insuperable para el elenco criollo. Brasil fue un justo campeón y se adueñó la plaza en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014 que entregaba este Panamericano de Buenos Aires 2014.
En el primer turno, Chile y Venezuela querían cerrar su participación en el torneo con una victoria. Al minuto de juego, el conjunto bolivariano abrió el marcador. Sin embargo, cuando el tablero marcaba 2′ 30 segundos, los árbitros Rubén Burgos y Gonzalo Delgado decidieron -con sentido común- parar el encuentro porque el piso estaba muy resbaladizo y los jugadores se caían constantemente. Vale aclarar que Buenos Aires amaneció con mucha lluvia y la humedad fue la protagonista de la mañana.
Hubo muchas idas y venidas con este tema; hasta se habló de posponer el encuentro para la noche, a la espera de que se vaya la humedad del piso. ¿Qué pasó? Finalmente apareció la solución llamada resina: los empleados del CeNARD tiraron ese producto sobre el campo de juego y dio resultado. Un rato más tarde, los jugadores probaron la cancha y las autoridades -al ver que los protagonistas no se resbalaban- decidieron que se continúe con el partido.
Tras la interrupción de una hora, Chile fue el que sacó ventajas rápidamente para dar vuelta el marcador y dominar las acciones. El conjunto chileno se hizo fuerte en defensa y apeló al contraataque para lastimar a su rival. La fórmula dio resultado en el primer tiempo. Además de la gran labor del arquero, Matías Canton, que fue vital para que los trasandinos se vayan al descanso con un parcial de 12-11 a favor.
En la segunda etapa, el equipo cordillerano comenzó mejor y mantuvo el nivel del período inicial. De todas maneras, cuando parecía que Chile saboreaba su primera victoria en el certamen, todo cambió: Venezuela reaccionó a tiempo y con cinco tantos consecutivos dio vuelta el marcador, a los 14′. A partir de ahí, la historia fue diferente: los chilenos, sumergidos en un desconcierto total, acrecentaron sus errores en el traslado de la pelota, permitiendo que creciera el rendimiento de su rival. Así se mantuvo la tendencia hasta el final. Venezuela ganó 27-25 y terminó cuarto en el Panamericano. Chile, por su parte, no ganó ningún partido y finalizó sexto.
En otro de los partidos de la jornada, paraguayos y uruguayos se dirimían el tercer puesto del torneo. A Paraguay le alcanzaba con el empate para conseguir el tercer escalón del podio. Uruguay, en tanto, debía ganar para quedarse con el bronce.
El andar del encuentro fue parejo durante toda la primera parte. Sin embargo, en la segunda mitad, Paraguay levantó el nivel y se llevó por delante a los charrúas: rápidamente sacó varios goles de ventaja. Con el correr de los minutos acentuó su buen nivel y estiró la diferencia a siete tantos, para luego mantenerla hasta el final. La defensa férrea y el juego asociado en ataque fueron las claves de este Paraguay que logró colarse -junto con Brasil y Argentina- entre los tres mejores del Panamericano.