El seleccionado brasileño venció por 25:21 al combinado local y se consagró ganador del certamen continental.
Vibrante partido tuvo lugar en el Polideportivo Islas Malvinas. Con gran cantidad de espectadores en el recinto, ambas escuadras se sacaron chispas durante los 60 minutos.
El inicio del encuentro fue muy parejo, en el que argentinos y brasileros intentaban conocerse, presentarse ante su rival. En la defensa verdeamarela, férrea como de costumbre, estaba el gigante Almeida, quien como una torre inalcanzable se encargó de evitar cualquier intento de penetración del equipo local. Del lado de los de Milano, imponían respeto un Pablo Simonet en su mejor versión y Baroneto que hace rato plantó bandera en un excelente nivel.
Y la labor del menor de los hermanos Simonet era para destacar. En tres minutos consiguió, por recibir duros golpes durante sus intentos de ataque, que Lago y Andrade salieran excluídos. Sin embargo, para ese entonces los de Jordi Ribera hacían mejor las cosas y el tablero atestiguaba un 6 a 3 para Brasil. Ante tal situación, el banco argentino pidió time out. Las indicaciones fueron tan claras y certeras que con un parcial de 5:0 se pusieron 8 a 6 arriba. Luego de ello, el primer período fue gol a gol hasta el final.
Los minutos previos al receso tuvieron varios ingredientes en cuanto a situaciones tácticas. Milano, en el afán de tener un jugador más en ataque, implantó un arquero-jugador. El encargado de cumplir ese rol en varias jugadas fue Foppiani. Y cuando el primer tiempo comenzaba a despedirse, Diego Lago nuevamente propinó un golpe a un oponente (esta vez a Horak) y fue descalificado del encuentro. El telón cayó y la chicharra mandó a los jugadores al vestuario con un empate en 11 goles.
Al regreso del entretiempo, el estadio se volvió a teñir de buen handball. Con Hassan Mustafá, Presidente de la Federación Internacional de Handball, presente en el palco oficial junto con los miembros de la Federación Panamericana de Handball, casacas albicelestes y verdeamarelas buscaban la gloria.
Como en la primera mitad, y también con resultado desfavorable, a los diez minutos el entrenador de elenco anfitrión hizo uso de un tiempo muerto. Con un constante recambio de jugadores, los de celeste y blanco comenzaron a buscar caminos para contrarrestar el, nuevamente, mejor juego rival. Pero, a diferencia del primer tiempo, las cosas se hicieron más difíciles y los visitantes sacaron una luz de 5 goles. El portador de la casaca número 1 de Brasil comenzó a tapar todo lo que le tiraban, y las chances argentinas se desvanecían.
A falta de 5 minutos un 22:18 consagraba al equipo de Ribera ganador del torneo. Sin dudarlo, Milano ordenó una marca personal en toda la cancha con una única mentalidad: a todo o nada. Pero el resultado era irreversible. Con un 25:21 Brasil se coronó campeón de todo. Primero, fue el Clasificatorio Beach; luego, llegó el turno del Sudamericano Femenino; y hoy se convirtieron, con justicia, en los mejores del Panamericano Junior Masculino.
Por Sebastián Ocampo