El seleccionado local se impuso ante los chilenos por 31:19 y se enfrentará el sábado con los boricuas, por el paso a la final del Panamericano Junior Masculino. El otro partido tendrá como participantes a Chile y Brasil.
Potente. Así arrancó el partido entre el conjunto dueño de casa y su par cordillerano. Con aires de clásico, y para definir el liderazgo del Grupo A, el encuentro comenzó con dos escuadras dispuestas a derramar con orgullo cada gota de sudor. Pablo Simonet, el distinto del equipo local, no tardó en estrellar el balón en el travesaño rival, anticipando un poco la vehemencia con la que disputarían cada jugada y justificando por qué jugará en el Ivry francés.
Con Andrés Kogovsek presente en el Polideportivo Islas Malvinas, referente histórico de los «Gladiadores», los deportistas no se sacaban grandes diferencias. El combinado celeste y blanco comenzó un poco mejor, aprovechando a su favor cierta violencia chilena. Es que los trasandinos, con la clásica defensa 5-1, castigaba más de la cuenta y en pocos minutos se expuso a exclusiones y tiros desde los 7 metros en contra. Sin embargo, lo que pocos esperaban sucedió.
Por distracciones y negligencias de los anfitriones, los chilenos pasaron al frente con un parcial de 8:6, que generó algo de susto en el entrenador argentino. Rápidamente el trámite volvió a estar en tablas, aunque en más de una oportunidad el arco local pudo haber sido vulnerado de no haber sido por estoicas tapadas del guardametas albiceleste Cristian Anzaldo. Poco antes de sonar la chicharra que anunciaría el receso, los chilenos se pusieron 11:10 arriba y se fueron al vestuario envueltos en arengas y gritos de algarabía.
Con la válida inyección de confianza, los del elenco vestido de azul intentaban mantener la ventaja con extrema virulencia. A los 35 minutos se imponían por 15:13 y la ilusión aumentaba. Tal diferencia tuvo que ser intervenida con un tiempo muerto pedido por Guillermo Milano, quien intentaba transmitir a sus dirigidos el camino correcto para revertir el marcador. Llegaba el momento de la defensa 6-0 en la Selección Argentina, sistema que le permitiría mejorar en el fondo y, con el menor de los Simonet en su mejor versión, ponerse arriba en el tanteador nuevamente.
Promediando la etapa final, un público muy entusiasta festejaba y aplaudía con fuerza un parcial de 22:18 argentino. Tras una gran jugada entre Pablo Simonet, Lautaro Gelosi y una magnífica definición de Santiago Baroneto, Fernando Capurro se vio obligado a pedir time-out. A diez minutos del cierre, con Bono a la cabeza el seleccionado argentino estiró la brecha a 7 goles. Ya con prácticamente todos los suplentes en cancha, con el objetivo de reservarlos para la Semifinal, Chile no encontraba el modo de achicar la diferencia. Y el buen juego celeste y blanco complicaba aún más las cosas.
La chicharra sonó. Argentina ganó el encuentro 31:19 y se medirá ante los puertorriqueños el próximo sábado, mientras que Chile se verá las caras con Brasil, el conjunto conducido por Jordi Ribera.
Por Sebastián Ocampo