En el inicio del Sudamericano Adulto Femenino, Brasil derrotó con categoría a Chile por 41 a 17 mientras que Paraguay venció a Uruguay 26 a 25.
La previa del partido vaticinaba como máximo favorito al conjunto brasilero. Sin embargo, el comienzo fue muy parejo para ambos equipos, durante cinco minutos Chile pudo mantener el ritmo del conjunto brasilero y aparentar que podría complicarle el encuentro. Nada de eso sucedió, a medida que transcurrieron los minutos el equipo chileno empezó a perder precisión en ofensiva, y Brasil, mediante contraataques de sus dos extremos, Faedo Soledad y Hermida Stephanie (9 tantos cada una), comenzó a ampliar el resultado. Chile mejoró sobre el final, su técnico Ignacio Aniz adelantó la línea defensiva unos metros y, durante unos minutos, incomodó al rival. A pesar de ello, no impidió que el resultado siga acrecentándose y el 23-09 a favor de Brasil que se cerró el primer tiempo ratificó la diferencia que existe entre un equipo y otro.
El segundo tiempo marcó un claro dominio brasilero, que ya se imponía por 32-13 a los 15 minutos de juego. El partido no varió demasiado, el técnico brasilero, Soubak Morten, comenzó a rotar el equipo y a pesar de ello, Chile jamás pudo acercarse en el marcador. El partido finalizó 41:17 a favor de Brasil, logrando una amplia victoria en su presentación en el torneo.
Alex Aprile, manifestó que a pesar del amplio triunfo, el equipo se encontraba cansado: «Muchas de las jugadoras vienen de Europa, por lo que tratamos de darle menos minutos a las más fatigadas. Lo principal era ganar y así lo hicimos». Con respecto al partido, afirmó que desde que Morten asumió a la selección, se intenta priorizar las defensas y las carreras a contraataque. Y agregó: “La filosofía nuestra de juego es desplegar esto mismo sea cual sea la competencia y el rival”.
En el segundo turno llegó el momento del debut para Uruguay y Paraguay quiénes protagonizaron un emotivo partido. Las paraguayas lograron una importante victoria por 26-25 y dieron un gran paso pensando en la clasificación a Santo Domingo. El partido fue muy ajustado de principio a fin, nunca se pudieron sacar diferencias en un encuentro que predominó los errores de manejo, sobre todo por el lado de Uruguay. En ese duelo de pérdidas, las chicas de Subeldia cometieron menos fallas y lo reflejaron en el resultado parcial de 15-13 a favor de Paraguay con que finalizó los primeros treinta minutos.
En la segunda parte hubo reacción de las uruguayas que con un parcial de 3-0 pasaron a estar en ventaja por primera vez en el partido. Cuando todo hacía pensar que era el momento de Uruguay para imponer su juego e inclinar el resultado a su favor, el gol a gol volvió a dominar el estadio de Once Unidos. En esa nueva igualdad Paraguay tuvo un plus en su arquera Carmen Ríos para sumar varias atajadas y llevar a su equipo a una diferencia de cuatro goles (23-19). Los nervios y la ansiedad por acercarse a una victoria en el debut, le jugaron una mala pasada a las guaraníes, que a falta de cinco minutos sufrieron dos exclusiones de forma consecutivas perdiendo por completo la brújula del partido. Uruguay se hizo fuerte e igualó las acciones, allí el dramatismo con que se sucedieron los hechos hasta el final. Una vez más, la portera paraguaya saco pecho, se quedó con la pelota más importante de la tarde y triunfo consumado.
Rubén Subeldia, técnico del seleccionado paraguayo, manifestó su felicidad por la victoria al terminar el encuentro: “Empezar ganándole a un rival como Uruguay que tiene varios mundiales en la espalda, es un sueño cumplido. Ellas están por encima de lo que podemos aspirar nosotros, el crecimiento que obtuvimos es basado siempre en aprender de ellas y de cómo jugarles”. A pesar del triunfo, Subeldia es realista y considera que a pesar de que el resultado es bueno desde lo sistemático, no será importante si no se confirma contra rivales como Chile y Venezuela. Finalmente, al referirse a Brasil, el próximo rival, el técnico tomó con humor la difícil parada de mañana: “Hay que pincharle el bus y que no lleguen a tiempo”.
Por Gustavo Burtaccio y Rodrigo Alzugaray