La Selección Argentina de Cadetes se consagró ganadora del Sudamericano Femenino, tras haber derrotado 23:20 a Brasil. El certamen lo ganaron de manera invicta, demostrando un gran nivel de juego durante todos los partidos.
Guerreras. Invictas. Prometedoras con miras hacia el futuro. Con intensidad durante los 50 minutos, las dirigidas por Leticia Brunati demostraron que merecían levantar la copa. Desde el minuto cero, las locales salieron a comerse la cancha. Con potentes arremetidas, sumadas a una formidable actuación de Camila Dominicci debajo de los tres palos, consiguieron en tan sólo 5 minutos estampar un 5:1 que provocaba, al menos, desesperación en el conjunto verdeamarelo. Y el rendimiento nunca mermó. Llegando a los 9 minutos el tablero anunciaba un 7:2, clara muestra del promedio de gol argentino.
Sin embargo, las garotas no bajaron los brazos. Cambiaron rápidamente el chip y en pocos minutos se acercaron a un 7:5 que desembocó en un tiempo muerto pedido por el banco albiceleste. El partido desde allí fue más parejo y se transformó en un espectáculo de ida y vuelta que, por la emoción que impartía, generaba regodeo y locura en la parcialidad local. Los dos entrenadores rompían sus gargantas indicándoles a sus dirigidas el mejor camino a seguir. Con filosos ataques, las argentinas recuperaron la memoria y volvieron a sacar una luz de 5 tantos de diferencia, fundamentales a la hora de hacer cálculos teniendo en cuenta la diferencia de gol. El acto culminó con un 15:10 celeste y blanco.
La génesis del segundo período discrepaba con el inicial. Mucho más pensado que físico, el cotejo se reanudó con menos goles que en la primera etapa. Como en encuentros anteriores, las actuaciones de Daniela Olmedo y Camila Bonazzola ubicaban a Argentina siempre un peldaño mas arriba que Brasil. Con el correr de los minutos, la película se empezó a asemejar a la rodada en la primera mitad. Las del país tropical comenzaron a inflar la red del combinado anfitrión y se pusieron rápidamente a dos de diferencia, cuando el tablero notificaba un 17:15 para las locales.
Brunati, como una jugadora más, corría a lo largo del costado de la cancha buscando transmitir a sus jugadores el entusiasmo ideal para aumentar esa peligrosa y escueta ventaja. Igualmente, las argentinas contaban con una carta más que poderosa: las brasileras debían ganarles por lo menos por 5 goles para arrebatarles la felicidad.
Faltando 5 minutos, y con 3 goles de superioridad, se respiraban en el elenco anfitrión aires de campeonato. El trámite era irrebatible. La gloria comenzaba a vestirse de celeste y blanco. Como producto de la acción de resortes, las argentinas saltaban del banco inflando el pecho para gritar cada gol. Y el telón se bajó musicalizado por un potente “¡Dale campeón!”. Un eterno 23:20 le dio más que una copa a la Selección Argentina.
Leticia Brunati, entrenadora del plantel campeón, explicó cómo fue la previa para el partido decisivo. “Nos preparamos como siempre, con entrenamientos duros y sesiones de dos videos por día, tanto nuestros como del rival”, manifestó. “Nuestra fortaleza a lo largo de la competencia fue la defensa. Recibimos un promedio de 12 goles por partido, lo que indica que hicimos las cosas bien. Encima tenemos una arquera de un nível increíble”, aseguró con el pecho lleno de orgullo.
Las cadetes argentinas reciben la copa por haber sido las triunfadoras del Sudamericano de Embalse.
«Mucho más que una camiseta». Equipo de Cadetes femenino, campeonas del Sudamericano realizado en Córdoba.
Por Sebastián Ocampo