Las argentinas le ganaron a Chile 27:16 por el Sudamericano de Cadetes de Embalse. Acumulan dos triunfos, mientras que sus rivales de hoy perdieron los dos que jugaron.
Argentina empezó muy concentrada, sin otra idea que la de llevarse por delante a su rival. Como un toro cuando encara el paño rojo. En los primeros trances, a las chilenas les costó mucho actuar como torero. La ejecución de la media verónica con la fiera argentina no fue para nada sencilla. Y con el correr de los minutos, la tarea se hizo cada vez más complicada. Es que la contundencia de las argentinas frente al arco rival fue impactante. Una efectividad marcada y excelentes concreciones provocaron un creciente incremento de la ventaja que las separaba de las cordilleranas. Sorprendieron las diferentes variantes en las definiciones, con algunas bañadas en lujo.
La arquera Camila Dominicci desactivó varios intentos de las chilenas, que tenían en Belén Castañeda del Canto a un buen elemento, pero que perdieron la pelota varias veces cuando tuvieron la chance de acercarse en el tanteador. No pudieron. Por eso el primer tiempo concluyó 15 a 9 en favor de las locales. El domo de Embalse era pura alegría. Era una fiesta celeste y blanca.
En la etapa final la tónica no cambió. Chile tuvo que arriesgar más. Argentina lo esperó y liquidó el encuentro con autoridad. Fue un toro con el que su matador no pudo lidiar nunca. Por eso, dicho en términos reales, lejos estuvo de ser su matador. De hecho, fue todo lo contrario. La gente aplaudía como los amantes de las corridas por las estrechas calles españolas. Los redoblantes, mientras tanto, no cesaban en su ruidosa actitud. Significaban el triunfo argentino.
Por Santiago Menichelli