Chile venció a Uruguay por 37 a 27, en el partido que cerró la XV edición del Campeonato Panamericano de handball que se está disputando en el Polideportivo Almirante Brown. De esta forma, obtuvo la tercera plaza de clasificación para el mundial de España 2013.
Tras siete días de puro handball, las persianas del Polideportivo se bajaron aunque, lamentablemente, no de la mejor manera. Un encuentro en el que brilló la violencia y no el juego, en el que los insultos, las exclusiones y las descalificaciones fueron protagonistas fundamentales, fue el que terminó de concluir el evento deportivo.
Durante la primera mitad, juego propiamente dicho hubo poco. El cotejo era parado de forma intermitente por la cantidad de faltas (algunas graves) que había. Ya a los 11 minutos, cuando el encuentro era muy parejo, tuvo lugar la primer exclusión en el conjunto «Celeste». Máximo Cancio, con muchísima bronca, se retiró por dos minutos ante el fallo del árbitro. Esa fue la llama que encendería la hoguera, en la que él mismo se terminaría quemando minutos después. En ese momento, quien tenía mas iniciativa era Uruguay, aunque el Chile del gigante Oneto ganaba por 8 a 7. Luego, con dos apariciones consecutivas de Emil Feutchmann consiguieron aumentar un poco más la diferencia.
Los últimos minutos del primer período trasladaron a todos los presentes a un campo de batalla. Con golpes por doquier, bancos de suplentes alterados y un ambiente caliente como el mismo infierno, los jueces le mostraron la tarjeta roja a Feutchmann, hecho que desembocó en un momento de ira del deportista. Desde la tribuna, enceguecido vociferaba insultos a diestra y siniestra contra los jueces, recurriendo a palabras muy groseras, y hasta llegó a golpear la valla de la tribuna de prensa. De modo más hablado que jugado finalizó la primera mitad con un 16:12 a favor de los cordilleranos.
En el segundo tiempo las aguas se calmaron, aunque no del todo. De vez en cuando se hacían presentes ciertos roces que concluían con miradas terminales. Chile, con un portero muy despierto, lograba evitar ataques charrúas y, sumado a los buenos ataques que deslizaba, se daba el gusto de elevar la diferencia a 21:17 a los 39 minutos de juego.
De la mano de su pivot, esa torre que provoca miedo encarar, consiguieron a los 52 una diferencia que ya sería inquebrantable. Con un 32:21 en el bolsillo los trasandinos acariciaban cada vez más de cerca la clasificación para España. Para colmo, Uruguay cometía errores que, a la hora de dar vuelta un partido, se vuelven imperdonables.
Faltando cuatro minutos, en Chile se fue expulsado Felipe Maurin por una grave falta, dándole un broche de oro a un cotejo tan violento como bochornoso. Finalmente, el marcador sentenció un 37:27 que puso directamente a los dirigidos por el argentino Capurro en el Mundial del año próximo.
Por Sebastián Ocampo