Los norteamericanos se deshicieron de los dirigidos por Álvaro Olivera con un tanteador de 43-28. Venezuela tuvo una mala noche desde lo colectivo, pero algunos de sus elementos dieron una bella muestra de amor propio.
Era un duelo entre equipos sin victorias en el certamen. Venezuela venía de hacerle un buen partido a Chile y los estadounidenses no habían podido hacer nada frente a la armada argentina. Se esperaba un partido parejo, pero el comienzo sorprendió. La «Vinotinto» no tenía creatividad en ataque, por lo que vencer a la defensa rival parecía, por momentos, hasta utópico. Estados Unidos generó una diferencia relevante que fue manteniendo gracias a las contras letales que encabezaba su mejor jugador, Gary Hines. La fineza de Vladimir Andjelic a la hora de batir al portero rival también fue un componente para tener en cuenta. Fue imparable y se encontró con una defensa que pareció anémica.
La brecha en el marcador que distanciaba a un equipo de otro fue fluctuando a lo largo del juego, pero hubo un momento en que los norteamericanos temieron. Fue a causa de Jhonny Peñaloza y su coraje. Tanto en el deporte como en la vida, existen diferentes maneras de perder. El jugador venezolano, autor de 11 conquistas, lo demostró esta noche. Jamás se asustó ni se dio por vencido por los goles que alejaban a su equipo de los contrarios y arremetió con fuerza, logrando levantar el ánimo de sus compañeros de a ratos, lo que le dio vida al partido. A tal punto fue así que por momentos, viendo las actitudes de uno y de otro, el resultado parecía una fantasía. Peñaloza fue sinónimo de pelea y de batalla, fue todo un gladiador adentro del terreno de juego. Su equipo perdió, pero él hizo todo lo que tuvo a su alcance para que la historia fuera diferente. Ronal Timaure lo acompañó muy bien, habiendo anotado 7 tantos.
En definitiva, Estados Unidos no tuvo grandes inconvenientes para quedarse con el triunfo, pero no pudo relajarse porque el empuje de algunos deportistas los obligó a continuar esforzándose y hasta les permitió festejar con ahínco, como si hubieran resuelto el juego en la última estampida.
Peñaloza, máximo anotador del partido, declaró: «Vinimos acá a tratar de vencer a Estados Unidos pero cometimos muchos errores que en el balonmano se pagan caros». Amplió su testimonio al decir que «Venezuela no está cumpliendo en la parte defensiva, estamos debilitados por ese lado, no sé qué nos pasa. Físicamente andamos bien, pero algunos de mis compañeros entraron desconcentrados. Son jugadores que en campeonatos anteriores anduvieron muy bien, no sé qué les está pasando en este Panamericano». También dejó sus sensaciones acerca del estadio, que se fue poblando y en los últimos 10 minutos del encuentro ya se encontraba casi repleto porque Argentina jugaba en el siguiente turno: «Se sintió la gente. El público argentino nos estaba apoyando a nosotros. Ellos son los dueños de casa y Argentina es el equipo que va a las Olimpiadas, es el mejor físicamente y técnicamente.»
A su turno, Fithian Jordan, jugador norteamericano que festejó 5 veces pero luego fue descalificado, habló sobre las expectativas que tienen para lo que resta de la competencia: «Esperamos jugar muy duro cada partido. Nos gustaría jugar mejor que frente a Argentina, esperando ganar este partido y los dos que siguen. Queremos jugar mejor y tener esos dos triunfos, quizás pase y tal vez no, pero lo intentaremos». Hizo referencia al emblema que tiene Estados Unidos, su goleador: «Gary Hines es el mejor del equipo nacional, vuela muy alto. Cuando él está bien, nosotros estamos bien. Tiene una gran presión encima porque tiene que hacer goles y liderar el equipo, pero lo hace muy bien». Por último, respondió a la pregunta sobre cuál es el equipo más resonante del campeonato diciendo: «No sé si Argentina es el mejor porque no he visto jugar a todos, pero sé que son excelentes. Son los ganadores de los Juegos Panamericanos, van a ir a los Juegos Olímpicos y creo que pueden tener un magnífico torneo ahora».
Por Santiago Menichelli
Foto: Candela Moscoso Feuillade