Antes del partido, los pronósticos más alentadores presagiaban una derrota por menos de 10 goles ante una de las potencias mundiales y candidato a, por lo menos, meterse en semifinales.
Pero no solo eso no fue lo que ocurrió, sino que Argentina le jugó de igual a igual a Polonia y llegó a tener chances hasta de soñar con ganarlo.
Los fríos números revelan que Argentina perdió. Si. Pero hay derrotas y derrotas y ésta tiene sabor a algo más.
Porque no permitirle a uno de los equipos con mejor lanzamiento externo del planeta hacer mas de 6 goles en 20 minutos no es poca cosa. Más aún si se borra de la cancha a nombres como Karol Bielecki, Marcin Lijewski y Bartlomej Jaszka.
Del lado de lo negativo, el ataque no funcionaba y el entrenador argentino, Eduardo Gallardo, metió en cancha a Diego Simonet y Juan Pablo Fernández para romper el cero, que se extendió más de 13 minutos.
Y funcionó. Porque la velocidad de ambos le armó un descalabro a los polacos y los goles empezaron a caer.
Exclusiones en contra propiciaron que Polonia llegara al descanso con una ventaja de 11:06 en el tanteador.
Para el complemento, el deseo era que Argentina no permitiera que la historia de años y años se repitiera: el rival estirando diferencias de contraataque.
No solo no ocurrió eso, sino que Diego Simonet (elegido Mejor Jugador del partido) empezó a demostrar por qué muchos lo tienen como una de las grandes promesas de nuestro handball.
Además, se soltó con sus lanzamientos exteriores Federico Vieyra y la cosa fue cambiando poco a poco.
A falta de tres minutos, Vierya volvió a romper el arco y el marcador estaba 21:22 para los europeos.
La expectativa era enorme y Argentina encima tuvo la pelota para igualar el tanteador. Pero una vez más un error propio le regaló el partido al rival. No alcanzó la bronca de Vieyra con otros dos tantos, que dejaron a Argentina a uno y fue derrota.
A la hora del balance hay que tener en cuenta que se pudo evitar la derrota, pero también hay que darle el real valor a lo que sucedió y saber que lo que hizo Argentina fue enorme.
Puso en jaque a una potencia y con argumentos propios, eliminando a las «bestias» y empezando a dejar bien en claro que Argentina ya no es la Cenicienta y que va por el pase a Segunda Ronda.
Porque en este equipo hay jugadores que desde las selecciones menores salen a la cancha sabiendo que se le puede ganar a cualquiera y eso han hecho en los Mundiales Juvenil de Bahrein y Junior de Egipto.
Ahora habrá que ratificar lo muy bueno que se hizo el lunes ante Eslovaquia (a las 12hs por TyC Sports), un equipo duro, pero al que, jugando como se jugó hoy contra Polonia, se le pude ganar.